Procesos de cocción de una misma
En medio de la olla, del horno, o de la ducha me hallo rodeada por la efervescente bilis, las dudas y el calor que todos llevamos dentro. Calor, aquel elemento transformador de materia, donde se contraen los cuerpos, desaparecen las fibras y todo se evapora sin llegar a ser olvidado.
Exploro constantemente sucedáneos de hornos, descubro que estoy en proceso de cocción, me hierve la piel y no veo nada. Me doy cuenta que me he formado por finas láminas de barro con grietas y óxido que dibujan mi crecimiento.
“El humo arde en los ojos, ocupa volumen, hay que acostarse,” enceguecida (Serres, 2002). Busco la calma del útero porque a veces el desborde y la ausencia del mundo son demasiado para una rata recién nacida.Los olores no dan espera, se cuelan intempestivamente y se aferran al cuerpo, aunque no por mucho.